**Vejez, divino tesoro**: ¿Quién no ha sido testigo de una constante, recurrente (casi redundante) glorificación de la infancia? Los niños integran, tal vez, la etapa de la vida más venerada, aquélla en la que confluyen la inocencia, la espontaneidad y la pobreza. ¿Qué puede decirse de la adolescencia? Ser joven, rebelde, disconforme, transgresor, constituye el momento que colma nuestros mejores recuerdos. Y la curva de la vida alcanza, por fin, el punto culminante en la adultez. Nos recibimos de hombres y mujeres cabales, seres que han podido cerrar los pequeños y grandes interrogantes de la existencia, personas capaces de educar a sus hijos y de enfrentar sin temor los grandes desafíos del futuro. La pregunta es: ¿Qué sucede con la vejez? ¿Debemos conformarnos con aceptar que es la época de la decadencia, de la dolorosa disminución de nuestras aptitudes físicas e intelectuales, debemos ignorar la generosa sabiduría con que nos nutre la experiencia?. Este libro recrea catorce relatos en los que el personaje central es un viejo, un hombre o una mujer que están de vuelta de largas caminatas, pero empecinados en alzar bien alto su inclaudicable amor por la vida, y quizás estas historias nos puedan ayudar a comprenderlos y respetarlos, y también (como dice el prólogo) "a tolerar lo que seremos nosotros mismos dentro de unos años".
