La hora undecima – Maria Esther de Miguel – Emecé – Segunda Edición - 1967 – Blanda

**La hora undecima**: Hay un misterioso pasaje evangélico en el que se habla de obreros contratados por el dueño de la viña, al caer de la tarde, en la hora undécima del calendario judío, cuando aquellos trabajadores desesperaban ya de ser llamados.
En la vida real suelen darse situaciones que se dirían prefiguradas en la milenaria parábola.
Acontece así que Dios puede llamar a su Reino tras una larga espera, o de una existencia aparentemente pasada en vano. Y esto es lo que ocurre a los protagonistas de la presente novela.
Víctor y Fernanda recorren un largo camino.
La soledad primero; luego, los ardores tiránicos de la carne; la yerma desesperanza después: etapas sucesivas de un itinerario harto penoso.
Es que se quieren, y para toda la vida. Pero ocurre que ese amor les está vedado en razón de normas morales de las que ninguno de los dos consigue sustraerse.
Tal, el hondo drama humano que con intensidad creciente se desarrolla en esta novela. Su desenlace depende, sin lugar a dudas, de la aceptación o del rechazo que ese hombre y esa mujer formulen como decisión última ante la disyuntiva que los acucia. Por un lado el requerimiento de una pasión quemante; por otro, la fidelidad a convicciones que, no por íntimas y escondidas, dejan de estar presentes en cada uno de los actos que impone una voluntad arrastrada por un sentimiento desbordado.
En el límite mismo de sus posibilidades, Víctor y Fernanda escuchan, ora acatándola, ora desoyéndola, la voz que les llama en la hora undécima de la jornada.