La gramatica del vivir – David Cooper – Paidós – 1975 – Blanda

**La gramatica del vivir**: David Cooper es mundialmente conocido por tres libros revolucionarios dedicados al análisis de la psiquiatría y antipsiquiatria), la familia (La muerte de la familia) y la violencia (Razón y violencia), todos ellos publicados por esta editorial. Paidós presenta ahora la última obra de Cooper. La gramática del vivir. Aquí Cooper extiende ahora su análisis a las grandes áreas restantes de la actividad humana: La escuela, el trabajo, la amistad, el amor, la política... De un modo frontal e intransigente el autor ataca la acción despersonalizadora de la sociedad moderna. Acomete contra "las vacas sagradas de la burguesía" y propone los medios que puedan servir para lograr la honesta comprensión de nosotros mismos y el establecimiento de relaciones liberadas con los demás. La turbadora perspicacia y el desprejuiciado razonamiento de Cooper hace que muchos lo encuentren ofensivo, obsceno y rechazable, y otros, en cambio, como un pensamiento insoslayable para el hombre de hoy. La gramática del vivir alude a un código de reglas que se deben quebrantar para alcanzar formas de experiencia liberadas; para "estructurar el riesgo, con plena lucidez, en cada situación de la vida".
Frente al psicoanálisis Cooper propone eliminar el concepto de lo inconsciente ("tenemos plena responsabilidad de nuestros actos inconscientes: debemos responder por ellos"); ampliar otros ("interior" y "exterior", introyección y proyección) y modificar reglas de su praxis. Asimismo utiliza el lenguaje de nuevas maneras, confiere un nuevo valor semántico a diversos temas sobre el hombre y la sociedad: acto político, progreso (reforma), reacción, revolución, contrarrevolución, el acto de descubrir, antipsiquiatría, los psicoanalistas, el fraude, la derrota, la vida el saber vital, las relaciones, el amor.
Acerca de la gestación de La Gramática del vivir, Cooper dice: "El material del presente volumen resulta sobre todo de grupos de trabajo activos que compartí con mis compañeros y se organizaron de manera tal que involucraran tanto tarea corporal como cerebral. Aprendimos parte del contenido en diálogos de seminario y, parte, en ese laboratorio del sueño y del amor que es el lecho, una de las mejores universidades que conozco. Parte, además, las aprendí durante varias experiencias carcelarias".