**Juana la loca - Una mujer marcada**: Nunca sería realmente Juana I de Castilla, sino Juana la Loca; sin embargo, le aguardaba un destino más trágico que el de algunas reinas: el estigma de la locura. La tradición popular dice que enloqueció por un bello archiduque, Felipe el Hermoso. Cuando se desposó con Felipe de Austria no pensó que algún día sería la heredera del reino de Castilla (algo que ocurrió tras las muertes sucesivas de su hermano, su hermana mayor y su sobrino). En el año 1500 se convirtió así en el centro de atención y de tensiones políticas. Todos a su alrededor permanecieron al acecho, recelosos de cualquier posible alianza. La mujer era la pieza clave para tejer alianzas y desmadejar odios entre Estados, como el simbolismo de la reina en una partida de ajedrez. Guillem Viladot plantea en esta espléndida novela histórica la posibilidad de que quizá la locura enmascare una lucha por el poder, por el tono de Castilla. Juana había sido víctima de la voluntad de su madre, de la ambición de su padre y de su esposo, finalmente lo sería de su hijo Carlos. Se convirtió en vida en un rehén del poder del Estado.
