**Insolacion y Morriña**: Cuando un artista se nutre de elementos nacionales su obra adquiere una intensa vitalidad, que se acrecienta más y más y se universaliza a medida que sublima esos elementos y los cristaliza en tipos que trasciendan su tiempo y su lugar. Este es el caso de Emilia Pardo Bazán, que no es una costumbrista ni una retratista, sino que ha tenido la genialidad, por lo demás muy española, de sutilizar personajes, lugares y psicologías y darles una proyección universal. Esa sencillez e intimidad imprimen a Insolación y Morriña un encanto especial, porque el mero juego de ideas es loable, pero sólo cuando su contenido es contenido de vida.
