La historia, vieja compañera de la humanidad, se dejó seducir por los modos de interpretación que le sugerían ciencias vecinas como la etnología, la sociología, la lingüística, la crítica de las ideologías. Nació una historia de la muerte, de la locura y del terror; una historia de los gestos y de los lazos afectivos; adquirieron carta de ciudadanía el amor, la amistad y el sexo. Hubieron también brujas, santos y marginados. La historia se hizo verdaderamente humana.
