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Zona vigilada – Aris Fakinos – Noguer – Primera Edición - 1974 – Blanda
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Título: Zona vigilada
Autor: Aris Fakinos
Edición: Primera Edición - 1974
Editorial: Noguer
Estado del libro: Muy Bueno
Medidas: 12,7 x 19,8 cm
Colección: Weekend
Encuadernación: Blanda
Páginas 297
Peso: 400 gramos
Género del libro: Novela - Drama
Idioma del libro: Español
Isbn10: 8427907524
Isbn13: 9788427907522
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Descripcion del libro:
**Zona vigilada**: Dikorfos es una pequeña localidad fronteriza del norte de Grecia, en la Macedonia oriental, habitada por gentes de recio temple que viven de la explotación de una cantera, como sus padres y abuelos -y aún en pleno siglo veinte, bajo las mismas e inadmisibles condiciones de "seguridad"-; que aman y respetan sus tradiciones, una de las cuales, entre las más antiguas, es la famosa danza sobre las brasas, con los pies descalzos, en la fiesta de San Constantino.
Dikorfos, por ser frontera, es "zona vigilada", como los restantes setecientos treinta y ocho pueblos -67000 m2- que constituyen el entorno de Grecia. Allí, los gendarmes, que amañan las elecciones y tienen fichados a todos los habitantes, ejercen su ley y detentan su poder casi ilimitado.
La crónica del lugar, de las familias que lo habitan, sus rebeldías cuando la injusticia se hace insoportable, y la sucesión de múltiples aventuras individuales que se encadenan en cada capítulo, se convierte insensiblemente en la historia a pequeña escala de todo el pueblo griego.
Pero aunque sea el pueblo el auténtico protagonista, también esta novela tiene sus héroes. Manassis el pintor es uno de ellos y su ardiente patriotismo sostiene y alienta la rebelión de sus paisanos. Y lo son asímismo el joven y valiente cantero Danilos, el maestro, que es consejero y guía de las gentes de Dikorfos, el viejo Mazios y Elga, la hermosa extranjera que llegó como turista y se quedó junto a Manassis.
Toda la novela es un auténtico testimonio, con escenas llenas de fuerza y realismo, como el dueño salvaje de Manassis con uno de los sicarios del brigadier sobre las brasas del fuego de San Constantino, que constituye un aguafuerte impresionante de ese ignorado rincón de la tierra en que nacieron los dioses.