Belisario – Robert Graves – Jacobo Peuser – 1946 – Blanda

**Belisario**: Pocos son los escritores que han logrado dar a la novela histórica aquella expresiva movilidad del animal vivum aristotélico.
Robert Ranke Graves se halla entre esos pocos: tan airosa y galanamente da cima a su labor que sólo cabe reconocer que este poeta, ensayista y novelista, a quien Nelson Algren compara con Skelton por su ingenio y su sátira, es un verdadero experto en el arte de reconstruir épocas y ambientes.
Belisario, que ha obtenido el premio Femina-Vie heureuse de 1939, es uno de sus trabajos mejor logrados: aquel justiniano el Grande cuya memoria ha llegado hasta nosotros como la del eximio codificador y gran conquistador, se nos presenta también, a través de la pluma de Graves, como un cúmulo de contradicciones; resultado de la lucha entablada entre sus desmedidas ambiciones y su mezquindad y cobardía.
Las intrigas palaciegas en las que toma parte principalísima la misma emperatriz Teodora -ex cortesana de Constantinopla- y las encarnizadas riñas entre Verdes y Azules han creado en la Corte un clima denso de violencias e injusticias, a tal extremo que los jóvenes matones del color protegido por el Emperador se jactan públicamente de poder dar muerte a un hombre con un solo tajo de su espada, tan como lo haría el mejor de los verdugos profesionales.
Sobre este fondo oscuro se destaca incontaminada la noble figura del Belisario, el único conquistador y verdadero sostenedor del Imperio.
Las campañas de este gran general son el tema básico de la obra, y Graves ha logrado relatarlas haciendo resaltar lo peculiar en cada una de ellas, sin caer en la monotonía que suele ser común en esta clase de relatos. Con tal maestría lo hace, que puede compararse con el anfitrión que da a probar todos sus vinos al invitado, pero sin hacer que éste se embriague.