**Al otro lado del rio y entre los arboles**: En la atmósfera sugestiva de la Venecia de nuestros días, cuando aún pesaba sobre la ciudad; de los dux la sombra de la segunda guerra mundial, sitúa; en gran novelista; de adiós a las armas; el encuentro de un coronel del ejército de los estados unidos; con una joven condesa veneciana. Historia de una pasión amorosa, lo es también de una hora del mundo. La sed de ternura; y la obsesión; de la muerte entremezclan; sus corrientes a lo largo de todo el relato, que asume; el carácter; de una pugna constante de los derechos elementales de la vida; contra la imposición; de segarla brutalmente. Si alegatos pacifistas, dejando que la acción; fluya naturalmente; de las modalidades de los personajes, Ernest Hemingway opone una vez más la congoja humana a los espectaculares planteamientos heroicos, en su realismo, el hombre esta tan solo cuando interviene en la recuperación de París, como cuando obstinadamente pone su orgullo en una cacería de patos. Empero, trasciende de la obra un sentimiento de solidaridad que refirma palabras que son sin duda, las más famosas de este escritor estadounidense. La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy involucrado en la humanidad… Por lo tanto nunca mandes averiguar por quién doblan las campanas, ellas doblan por ti.
