Igor A. Caruso: Bios Psique Persona

Titulo Original:

Bios Psique Persona

Introducción a la psicología profunda en general.

En colaboración con Edmund Fruhmann, Sepp Schindler, Adalbert Wegeler, Karl Von Wucherer Huldenfeld.

En esta obra se reúnen los esfuerzos conjuntos de un grupo de médicos, filósofos, psicólogos, pertenecientes al "Circulo Vienés de Psicología Profunda" y colaboradores de Igor A. Caruso. El resultado es una visión de gran alcance, coherente y armónica, sobre los supuestos de la Psicología Profunda y su fundamentación antropológica. Esta rama de la Psicología se ocupa, al igual que la Biología, de la vida vivida, de la interioridad del vivir. Igualmente se ocupa de la psique, pero no sólo de los procesos conscientes, sino de los inconscientes, que son muchísimo más importantes en el ser humano. Y, en fin, se preocupa de la persona íntegra y total del hombre, sin torpes mutilaciones o parcialismos. A estos tres campos -vida, psique y persona- estará, pues, dirigida la atención del autor.
Caruso investiga la vida en sus caracteres específicos e individuales, en su filofénesis y ontogénesis, para averiguar las líneas de su desarrollo, su diferenciación progresiva, sus innovaciones y retrocesos. Lo psíquico comporta una serie de peculiaridades frente a la materia.
La vida humana resulta ser un proceso dialéctico, una suma de equilibrios y desequilibrios, dirigidos hacia una reconfiguración del ser, en un continuo fluir y refluir sobre el medio ambiente. La persona auténtica supone a un tiempo fortalecer el yo y superarlo; triunfar del narcisismo para entregarse a la segunda persona y al mundo. El dolor y la muerte son necesarios en este camino del hombre hacia su salvación.
Podríamos decir que todo el libro es un canto al espíritu y a sus fuerzas creadoras en medio de un mundo misterioso que se debate entre tremendas posibilidades técnicas. Recordemos como especialmente luminosas, entre otras, las páginas dedicadas a aquilatar las geniales aportaciones de Freud (y sus errores, no menos geniales), o a la interpretación de los sueños (con sus crepusculares escenarios y actores que se desdoblan en espectadores), o a la función primordial del símbolo en nuestra vida (el símbolo, confluencia de materia y espíritu en una figura plena de sentido). El lector ha de rendirse a la fuerza sugestiva de estas exposiciones.