Lia Esther Rossi De Torres: Los Dos Porticos

Algunos juicios críticos sobre la obra de Lía Esther Rossi de Torres:
El Académico Roberto Giusti dice: "No la lisonjeo si le digo que su último libro debe enorgullecerla. Su prosa es una geometría de gracia y elegancia. Sus "idilios", en el sentido etimológico de "cuadrito", "imágenes", son deliciosos. Tiene usted el don de la imagen lírica, ingrávida. Su pluma las dibuja con rara finura. ¿Cuál elegiré para ejemplificar? ¿El primero? ¿"La mariposa"? ¿o "La higuera" con su moño? ¿o "La fuente" con su perfecta representación del picaflor? ¿o "El huevecillo"? Si tuviera que elegir en este momento alguna lectura para un libro mío de texto, le digo con verdad que una saldría de "Los dos pórticos".
Del académico Rafael Alberto Arrieta: "La evagación Lírica ligeramente apoyada en la objetividad de los diversos episodios, armoniza con la dulce femineidad y el acento confidencial que fluyen de todas las páginas de su libro "Los dos pórticos". El lenguaje preciso y pulcro y la expresión poética realzan el atrayente conjunto".
Del académico Rodolfo Ragucci: "En "Los dos pórticos" he admirado la elevación y nobleza de sus pensamientos y la excelencia de su estilo diáfano e insinuante. Los capítulos son deliciosos poemas".
El Libro: Estamos frente a un libro de contenido valioso. La bien encontraba fibra de la autora, nos lleva por senderos bien pintados. Una explicación tibia, suave, capaz e intuitiva, nos hace caminar poéticamente por esa prosa, saturada de límpida claridad. Todo su caudal, en los temas expuestos, muestran su temática real, para hacernos vivir la emoción de los sentimientos, puestos al alcance del lector. Un libro, hermoso, por su contenido humano. Su grandeza espiritual, da la sensación de estar con la emoción constante, mientras su lectura regala el valioso aporte reconfortante, por esos caminos de la originalidad. Revela fineza y estudio profundo. Libro luminoso, en su sentir, muestra también que la autora está dotada de gran talento.
El Mundo: Revelan hondura su pensamiento filosófico, sus reflexiones morales, sus conclusiones de bondad y comprensión y las bellas parábolas con que ilustra algunos capítulos como "El mar", "La custa de los lirios azules", "La lira". Utiliza para expresarlos un lenguaje fino, sutil, castizo.
Ese darse a los demás, esa contemplación gozosa del pequeño recinto natural provoca en ella un eterno estado de beatitud, felicidad y armonía.
Las mismas son una gracia y casi una excepción entre tantos escritores angustiantes y angustiados de nuestros días.