Clarisa Muniagurria Minoli: Cuando Sopla El Viento

Cuando sopla el viento no es un libro de viajes más. Clarisa Muniagurria Minoli va en alas del viento en un alucinante vagabundeo por lejanas e ignotas regiones: el Cáucaso, la Armenia, el Kurdistán, las orillas del Mar Caspio, la "Costa de los Piratas" o el Océano Indico. A través de los vientos asiáticos, "inmensos, aulladores", que la llevan siempre en pos de un espejismo atravesando ciudades, mares, desiertos y bosques, escrutando al hombre y a sus religiones, al paisaje y a los astros, la autora, que no es ella misma sino "un duende que galopa en el viento" trata de encontrar el sentido de la vida, de desentrañar la incógnita del hombre a través de lo infinito.
Después de dar la vuelta al Levante y de bordear las estepas del Asia Central, arrastrando peligros, viviendo cruentas aventuras, físicas y espirituales, sintiendo la gloria y el dolor de la belleza, llega desengañada, muerta de hambre y de sed, de "esa áspera sed que no sacia el agua". Desilusionada comunica su soledad al lector a quien dice: No preguntes nada al viento, no te dirá nada, te abrirá los ojos enormes como soles, como los arqueros medas del templo de Persépolis, pero no verás nada, como no ven nada las estatuas, sufrirás mucho con el gozo intenso de sufrir, gritarás tu angustia a la nada, como grita el viento, pero no oirás el eco de tu voz... ¿A dónde vamos? ¿Qué es lo que somos? ¿Cuál es nuestro camino? grita continuamente a través de sus páginas, ya sea en la soledad del desierto, en su intimidad con otros seres humanos o en los momentos en que "su otro yo" la combate encarnizadamente en las misteriosas olas del simún. ¿A dónde va el agua? exclama bajo la enceguecedora luz solar donde hombres y bestias se arrastran gastadamente sobre el interminable llano para alcanzar el próximo manantial, o en las frías noches esteparias con la luna llena oyendo el grito ronco de los labios hambrientos. Y siempre dirigiéndose al lector termina en íntimo coloquios: "No te vayas, quédate donde estás y la belleza sin preguntar de dónde viene, vive sin preguntar de dónde viene, vive sin preguntar qué es la vida, camina sin preguntar a dónde vas, sufre, y goza sufriendo, eso sí, tal vez la única dicha permitida sea el goce entero de sufrir...
Clarisa Muniagurria Minoli, cuyo primer libro Viaje hacia el sol, también presentado por la Librería Hachette, ha merecido el Premio Municipal en la categoría de Ensayo, nos da con Cuando Sopla El Viento una versión nueva de "ese Oriente feroz. bárbaro y refinadísimo". Con su peculiar modo de ver las cosas, a través de ella misma, llevándonos por lugares recónditos y misteriosos la autora se identifica con la atmósfera y el paisaje, es una continuación de él, por lo que sus descripciones alcanzan un alto clímax de emoción estética.
Clarisa Muniagurria Minoli siente la belleza, como siente la soledad, en la que se complace y "goza sufriendo" al dormirse bajo la infinita soledad de las estrellas o envuelta en el rugido áspero del viento, de ese viento cuya tortura ansía por momentos pero que no alcanza a aplacar su angustia y su inquietud.