Matilde Alanic: Deber De Hijo

Gilberto Launoy, cumpliendo con un deber de piedad filial, volvía al cabo de muchos años a la región que viera nacer a su padre. Su madre, vana y superficial, cansada de su corta viudez, se había vuelto a casar. Sólo él conservaba en el fondo de su corazón el culto a aquel hombre intachable que, con su talento, supo hacer una gran fortuna para su esposa y su hijo. Allí, en la casa donde transcurriera la infancia del ser a quien más había querido, al lado de su anciana tía, que tanto lo mimara de niño, Gilberto comenzó a reunir los datos que le iban descubriendo nuevas facetas del carácter de su progenitor.

Pero un día el azar le mostró algo de cuya existencia ni siquiera sospechaba: su padre, a quien tenía por impecable, había pecado gravemente; y si bien ponía como excusa que lo había hecho por amor, Gilberto no podía seguir disfrutando de una fortuna que le quemaba las manos, tanto más cuanto que una de las víctimas d aquel despojo era la mujer que él amaba. Y, en secreto, como el que va a cometer un crimen, dió comienzo a su admirable obra de reparación.

Matilde Alanic ha puesto a la belleza del tema un fondo de moral irreprochable, lo que hace de ésta una de sus mejores y más hermosas novelas.