Fernando De Rojas: La Celestina
Fernando De Rojas: La Celestina
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La Celestina, título con que la fama consagró a la Comedia de Calisto y Melbea, ocuparía el primer lugar entre las obras de imaginación de la literatura española según Don Marcelino Menéndez y Pelayo, si no existiese el Quijote. Y Pedro Henríquez Ureña, en la introducción a esta edición, escribe: "Obra extraordinaria en todo: energía de la pasión, cuya humana amplitud conoce entera la platónica escala que va desde la dulzura de la carne hasta la exaltación ideal: motivación fatal y marcha irrevocable de la acción, con felices audacias como la muerte de Celestina precediendo a la de los amantes, situada después, habría parecido pueril justicia poética, creación de personajes, con el don de vivir dentro de ellos y desde dentro pensar y sentir como sólo ellos podrían sentir y pensar; manejo contrapuntístico de dos argumentos y dos planos de vida; lenguaje riquísimo. Esta obra que el lector contemporáneo siente más cerca de Shakespeare que de Lope o de Calderón, se anticipó casi en cien años al gran esplendor clásico del teatro español, sobre el que por otra parte influyó sólo marginalmente. Comedia humanística al estilo de las escritas en latín en la Italia del siglo XV, pertenece a una tradición que se inicia con Plauto y Terencio, pero supera en intensidad, originalidad y vigor dramático a sus ejemplos contemporáneos. La obra de Fernando de Rojas fue escrita en ese momento de plenitud de la vida española que fue la última década del siglo XV: contemporánea de la toma de Granada y del descubrimiento de América, trasunta la libertad, la abundancia, el exceso que hasta Carlos V imperan en España; en su forma y en su espíritu, los elementos renacentistas entran en conflicto con la herencia medieval y del feliz reflejo dramático de esa lucha deriva LA CELESTINA su perdurable vitalidad.
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