John Wain: Sigamos Bajando
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Cuando Charles Lumley egresó de la Universidad, se propuso ejercer su profesión. Pero no obtuvo ninguna cátedra, y, dcidió romper con su clase.
Y así comenzó su vida como limpiador de ventanas. El descenso social le daba una cierta tranquilidad, una cierta seguridad. Aunque en uno de esos raros días en que sentía alguna nostalgia por lo que pudo haber sido, decidió pasarlo en un hotel de gran lujo. Fué cuando Charles la vió y comprendió que jamás podría quitarse esa sonrisa de la imaginación. Allí estaba: más que una mujer, el tormento del amor. De modo que para alcanzarla debió correr tras el dinero, convertido en una rueda pequeña, pero esencial, del tráfico de drogas.
Se encontró por ello complicado en un asesinato; lo arrojaron de un auto a toda marcha para deshacerse de él, y despertó en un sanatorio. Nadie supo el origen del accidente. Charles fingió amnesia. Pero no pudo escapar al dolor; a uno más profundo que el que destrozaba sus nervios: una pequeña carta de Verónica le dijo que todo había terminado entre ambos. Y de esta manera Charles, progresivamente, pasó de enfermo a ser muchamo del sanatorio, pues cuando recuperó la salud decidió quedarse allí trabajando. No fué, sin embargo el último peldaño, ni tampoco lo que creyó que había concluído acabó con la carta de ella... Se convirtió en chofer, bajó a ser guardaespaldas en una boite, luego vagabundo, luego... Luego todo empezó de nuevo y ella estaba de nuevo ahí: ella, más que una mujer, el tormento del amor; el amor, que es bello y doloroso.
Sigamos Bajando es una de las novelas de las que más se ha hablado en los países de habla inglesa durante los últimos años. Es la única de su autor y ha bastado para volverlo famoso. Su aparición concluyó de marcar un rumbo en la novelística sajona.
Y así comenzó su vida como limpiador de ventanas. El descenso social le daba una cierta tranquilidad, una cierta seguridad. Aunque en uno de esos raros días en que sentía alguna nostalgia por lo que pudo haber sido, decidió pasarlo en un hotel de gran lujo. Fué cuando Charles la vió y comprendió que jamás podría quitarse esa sonrisa de la imaginación. Allí estaba: más que una mujer, el tormento del amor. De modo que para alcanzarla debió correr tras el dinero, convertido en una rueda pequeña, pero esencial, del tráfico de drogas.
Se encontró por ello complicado en un asesinato; lo arrojaron de un auto a toda marcha para deshacerse de él, y despertó en un sanatorio. Nadie supo el origen del accidente. Charles fingió amnesia. Pero no pudo escapar al dolor; a uno más profundo que el que destrozaba sus nervios: una pequeña carta de Verónica le dijo que todo había terminado entre ambos. Y de esta manera Charles, progresivamente, pasó de enfermo a ser muchamo del sanatorio, pues cuando recuperó la salud decidió quedarse allí trabajando. No fué, sin embargo el último peldaño, ni tampoco lo que creyó que había concluído acabó con la carta de ella... Se convirtió en chofer, bajó a ser guardaespaldas en una boite, luego vagabundo, luego... Luego todo empezó de nuevo y ella estaba de nuevo ahí: ella, más que una mujer, el tormento del amor; el amor, que es bello y doloroso.
Sigamos Bajando es una de las novelas de las que más se ha hablado en los países de habla inglesa durante los últimos años. Es la única de su autor y ha bastado para volverlo famoso. Su aparición concluyó de marcar un rumbo en la novelística sajona.
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