Max Planck: Autobiografia Cientifica

La historia de la ciencia, como clave interpretativa de la historia de la humanidad, se hace más diáfana en la medida que avanzan los tiempos, porque la contemporaneidad se esfuma en el fárrago cotidiano sin que podamos conseguir el ordenamiento de nuestras realidades, que sí en cambio procuran los cambios científicos.
Por cierto que a la vuelta de dos siglos nadie estuvo dudando de que los estudios de Galileo y Copérnico (para mencionar sólo a los primeros), daban una visión del mundo totalmente distinta de la que sostuvieron los sabios más antiguos.
Y, por supuesto, también de los textos religiosos. Esa misma posibilidad está muy diluida con respecto a la era atómica, al menos en sus lineamientos teóricos, sustituida con respecto a la era atómica, al menos en sus lineamientos teóricos, sustituida como ha sido por el espanto de los estallidos desde Hiroshima en adelante.
El terror y la ignorancia ocultan la teoría, que, a pesar de todo, empezó a perfilarse con Max Planck en 1900. Como lo señala el filósofo de la ciencia, Mario Bunge, en el prólogo de esta Autobiografía, la era atómica comenzó sin que nadie lo advirtiera, cuando Planck comunicó su "hipótesis de los quanta", o cuanta, que le permitió explicar la distribución de la energía de la radiación atrapada en un recinto, que a su vez le hizo captar "con avidez, como una revelación, el principio de la conservación de la energía". en el cual radica buena parte del futuro de la humanidad.